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Capítulo 2

Un bouquet de claveles

Al final de una de las calles comerciales más importantes de Arroyo de la Miel, un municipio convertido casi en una ciudad en miniatura, hay un local que marca la diferencia entre todos los demás de su alrededor. Tras la última esquina hay un suelo repleto de flores de todos los colores, como si la puerta de la pequeña floristería fuese la entrada a un jardín secreto en medio del bullicio de la mañana.

Detrás del mostrador, una mujer de ojos claros y cabello dorado va juntando una a una flores rojas, rosas y amarillas con armonía. Su concentración es absoluta: en ese momento nada más existe para ella. Sólo la pregunta de la periodista consigue traerla de vuelta a la realidad:

–¿Y aquí qué es lo que más pide la gente?

–Se llevan mucho los claveles y las rosas. Los colores que más predominan, sea la flor que sea, es el blanco y el rojo. Cuando son niños siempre es en blanco. Lo más normal es que lo dejen a gusto de la florista y que el cliente diga lo que se quiere gastar en total –dice Ana María mientras prepara el ramo de flores que le acaba de pedir un cliente para un regalo de cumpleaños–. Aquí lo mismo estamos haciendo una corona para un difunto y el siguiente encargo es un ramo para un niño que acaba de nacer. O un ramo para un regalo, como este.

Pero no siempre piden lo normal, hay pedidos que sobresalen de la norma: cuenta que en una ocasión le pidieron un ramo de novia para una difunta. La familia no quería coronas de flores, sólo un bouquet. Y que en los últimos tiempos se ha puesto de moda enviar coronas fúnebres a los hospitales para gastar bromas a amigos que vayan a operarse.

Ana María Martín Soria, florista de Floristería Inma en Arroyo de la Miel

Ana María Martín Soria es economista de profesión, pero florista por vocación. Su madre y su hermana abrieron una pequeña floristería en el centro de Arroyo de la Miel hace 21 años, y hace 15 le pidieron ayuda para cubrir la caja el día de San Valentín. “Cuando empecé a ver centros, macetas y ramos me gustó tanto que decidí probar. Acabé cambiando la economía por las flores, y la verdad es que he encontrado el trabajo que realmente me llena. Trabajo mucho más, y sobre todo requiere de esfuerzo físico, pero es que esto es lo que a mí me gusta”, dice Ana María con los ojos brillantes. Ahora, la floristería Inma es la más solicitada de la zona

Las flores son su pasión, pero también porque son más que eso. Para ella significan la diferencia que hacen, el detalle que puede alegrar a la persona que las recibe, ser parte del día más importante de una clienta cuando hace su ramo de novia. Tanto es así, que incluso puede hacer más llevadero el momento más difícil de una familia: la despedida de un ser querido.

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